El triple atentado suicida del martes en el aeropuerto internacional de Estambul puede llevar a tocar fondo al turismo en Turquía, uno de los principales sectores de la economía de ese país que ya había bajado en los últimos meses tras múltiples ataques terroristas ocurridos desde comienzos de año.
Desde hace un año, Estambul y Ankara han sido blanco de varios atentados que han dejado cerca de 200 muertos y cientos de heridos. Los atentados más recientes se perpetraron en importantes lugares turísticos. En Estambul, el 12 de enero, 12 turistas alemanes murieron en un atentado suicida en el turístico barrio de Sultanahmet, a dos pasos de la basílica de Santa Sofía y de la Mezquita Azul, dos de los monumentos más visitados de la ciudad. El ataque fue atribuido al Estado Islámico (EI).
También en Estambul, dos meses más tarde, el 19 de marzo, un kamikaze, posiblemente vinculado al EI, se hizo explotar en la animada avenida Istiklal, una de las principales arterias de la ciudad, matando a cuatro turistas extranjeros – tres israelíes y un iraní -.
El quinto ataque kamikaze en Turquía desde hace una año lleva, según Ankara, la marca del grupo yihadista Estado Islámico (EI). El último de los ataques contra la principal ciudad turca, la más visitada del país, causó 41 muertos, entre ellos 13 extranjeros, y 239 heridos, según el último balance oficial.
Pero además de la amenaza yihadista, Turquía reavivó su conflicto con los kurdos, quienes luchan por la independencia de su etnia y sus grupos radicales también realizan atentados.
La caída Los ataques hicieron huir masivamente a los turistas, cuyo número alcanzó los niveles más bajos desde hace 22 años, y dejaron por el suelo una industria que era uno de los pilares de la economía turca.
Con Información de: El Observador