Se acercan las elecciones presidenciales en Colombia. El presidente Iván Duque, acosado por altos niveles de impopularidad, no puede constitucionalmente optar por la reelección. Por lo tanto, su partido, el Centro Democrático, se dio a la tarea de buscar a un nuevo candidato.
Esta semana hubo humo blanco. Entre dos aspirantes, la senadora María Fernanda Cabal y el exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga, este último fue escogido como el abanderado para los comicios que se celebrarán a finales de mayo de 2022.
De esta forma, el uribismo mostró ser consciente de su debilitamiento entre los votantes, pues se decantó por la opción más moderada. Pero aun así Zuluaga parte de una posición bastante débil. Se abre la posibilidad de que el Centro Democrático se vea obligado a respaldar a un candidato ajeno en la segunda vuelta electoral que casi seguramente habrá que llevar a cabo. Eso si quieren impedir que el izquierdista Gustavo Petro llegue al Palacio de Nariño.
Plomo en el ala
Cuando se supo que Zuluaga y Cabal eran los precandidatos del Centro Democrático para las presidenciales, sus nombres figuraron en las encuestas de intención de voto… Nunca con muy buenas cifras. En un sondeo de la firma Datexco, de principios de mes, Cabal y Zuluaga tenían una intención de voto de apenas 4% y 3%, respectivamente. Los mismos porcentajes ofreció otra encuesta, de Noticentro, difundida el 12 de noviembre.
A pesar de esta minúscula ventaja de Cabal sobre Zuluaga, el partido se inclinó finalmente por el exministro. Para decidir, recurrieron a otras encuestas, de Yanhaas y el Centro Nacional de Consultoría. Vistos los datos, Zuluaga fue declarado ganador.
Pero al margen de estos sondeos empleados por el Centro Democrático, la decisión del partido indica que tienen en cuenta su baja popularidad actual. Atrás quedaron los días en los que un crecimiento sólido y las preferencias por la mano dura en el combate a las guerrillas de izquierda tanto favorecieron al uribismo, de la mano de su líder, el expresidente Álvaro Uribe.
En 2018, la polarización por el acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) contribuyeron con la elección de Duque como Presidente. Pero el de Duque ha sido un gobierno nada popular. Entre otras cosas, las dificultades económicas producidas por la pandemia de covid-19 generaron un profundo malestar social. Ya antes de eso, entre finales de 2019 y principios de 2020, Colombia se vio sacudida por una oleada de protestas contra el gobierno. Este año hubo otra ronda de manifestaciones y disturbios vandálicos, cuya represión dejó un saldo de 75 muertos.
No debe extrañar entonces que, según la más reciente encuesta de la firma Invamer, 72% de los consultados rechazó la gestión de Duque. Este repudio es contagioso. Hasta Uribe, líder histórico del Centro Democrático, fue reprobado por 68% de los entrevistados.
Es por eso que la intención de voto por los precandidatos del Centro Democrático es tan baja. Pero al no elegir a Cabal, uno de los militantes más radicales del uribismo, el partido pudiera apostarle a que Zuluaga, una figura más templada, sea capaz de atraerse el apoyo de organizaciones de centroderecha. Esa sería su mejor oportunidad para no perder la presidencia.
En segundo plano
Pero todo esto pudiera ser en vano. A menos que Zuluaga logre que se le disocie del gobierno impopular actual, su base de apoyo pudiera ser muy baja para hacerle frente a Gustavo Petro. Incluso con alianzas.
La encuesta de Datexco proyectó varios escenarios de balotaje entre Petro, quien es el favorito actual, y otros nominados. En un careo entre Petro y Zuluaga, obviando a los indecisos, el exalcalde de Bogotá derrotaría al candidato del Centro Democrático con 47% de los votos, frente al 33% de su contrincante.
En estas proyecciones, solo dos candidatos cercanos al centro político derrotarían a Petro. Uno es el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo, quien se impondría con 45%, seis puntos por encima de Petro. El otro es el exsenador Juan Manuel Galán, quien obtendría 42% y quedaría así apenas dos puntos por encima del abanderado de la izquierda.
Desde sus orígenes, el Centro Democrático se ha identificado como la vanguardia de la derecha colombiana, sin compromisos. En 2022, para evitar que un demagogo izquierdista obtenga el poder, tal vez tenga que terminar plegándose a una alternativa mucho menos dogmática.