Ante la parálisis del Mercosur, que la cancillería uruguaya ve como una realidad implacable, el gobierno está determinado a forzar sus propios vientos de cambio.
El anuncio del presidente, Tabaré Vázquez, durante el último Consejo de Ministros abierto que se celebró en Carmelo el 1 de agosto, en cuanto a la inminente firma de un Tratado de Libre Comercio de "cuarta" o "última" generación con Chile no es casual sino una estrategia deliberada del gobierno para salir del encierro.
Uruguay buscará aprovechar los Acuerdos de Complementación Económica que el Mercosur ensambló con países miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) para hacer tratados de cuarta generación con los países andinos, entre otros, y poder marcar así una nueva tendencia.
El primer intento será con Chile con quien rige el Acuerdo de Complementación 35. En la lista también está México, dijo una fuente de gobierno a El Observador. Y a esa lista posiblemente se le sume Colombia y Perú.
El experto en comercio exterior, Nicolás Albertoni, dijo a El Observador que los acuerdos de "cuarta generación" son aquellos que van mucho más allá de lo comercial y logran regular temas como la propiedad intelectual. El ejemplo más claro de este tipo de acuerdo es el transpacífico (TPP por sus siglas en inglés).
Albertoni, quien impulsó la posibilidad de que Uruguay se abriera a considerar este tipo de acuerdos en su libro "Entre el barrio y el mundo", señaló que el TLC con Chile no habrá de cambiar la realidad comercial entre los dos países sino que será un excelente "entrenamiento" y "fogueo" para que la diplomacia uruguaya pueda avanzar en el desarrollo de estos mecanismos que son los que hoy se practican de forma mayoritaria en el mundo.
El hecho de que la primera experiencia de Uruguay con este tipo de tratados se haga con un país amigo y con el que hay un buen entendimiento ofrece la oportunidad de ser un campo de prueba y aprendizaje.
El mismo criterio aplicará para el segundo TLC de "última generación" que será con México, un país con el que Uruguay ya firmó un Tratado de Libre Comercio hace diez años. "Chile no es un gran destino comercial para Uruguay. Pero éste acuerdo nos hará integrar más a las cadenas de valor. No será un tobogán sino un trampolín, puntualmente hacia los países de Asia", valoró el especialista.
En cada una de sus intervenciones públicas, el ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, ha insistido en la necesidad de acercarse a los mercados asiáticos. La última vez que lo hizo fue el 4 de agosto con motivo del lanzamiento de la cátedra Mercosur y la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés).
"Nuestro objetivo es defender la producción nacional y desde ese punto de vista queremos enfatizarlo con mucha fuerza: vamos a hacer todos los TLC que sean provechosos para Uruguay, que nos abran mercados, porque eso después tiene un efecto de la cadena productiva hacia atrás", dijo el canciller en una conferencia en marzo.
Uruguay busca sumarse a una tendencia global El número de Acuerdos Regionales Comerciales (ACR) no ha dejado de aumentar a nivel global desde prinicipio de los 90. A inicio de julio, la Organización Mundial del Comercio contaba con unos 635 ACR notificados, de los cuales 423 estaban en vigor.
Los Tratados de Libre Comercio, como los que el gobierno impulsa, representan más del 90% de estos acuerdos regionales, según la OMC. Mientras que las uniones aduaneras y los mercados comunes, representan apenas el 10% de la totalidad de los acuerdos que se concretan.
Con Información de: El Observador