El Político.- El camión de la basura aun no frena y alrededor de 20 niños ya rodean el contenedor para revisar los desperdicios antes de que los desechos sean triturados y conseguir su cena. Esta es su carrera diaria contra el hambre, reseña el diario La Región.
“Ellos esperan al camión de la basura jugando pelota y apenas lo ven salen corriendo y se montan para comer”, afirma Luis Cisneros, vigilante del estacionamiento del servicio de aseo público, quien hace poco presenció como la tolda de uno de estos camiones casi le quita la vida a uno de los niños cuando distraído intentaba comer sin notar que se comenzaba a triturar la basura.
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Sin embargo Milagros Capelo, consejera de protección del niño, niña y el adolescente del Municipio Carrizal expresa que no solo son niños, también hay adultos, que planteaban que a pesar que eran desperdicios ellos podían conseguir comida para llevarlas a sus hogares y que si bien se han realizado operativos para atacar la problemática, era complicado ya que los niños manifiestan que no tienen comida en sus casas.
La escena se repite cada tarde, no sólo en el referido estacionamiento, sino también en las adyacencias del supermercado ubicado en la calle José Manuel Álvarez de Carrizal, en ese punto los pequeños acompañados de adultos clasifican los desperdicios en bolsas e incluso los consumen sentados en la acera.
Tomates, trozos de frutas, hortalizas e incluso productos vencidos, son extraídos de las bolsas que cada tarde retira el servicio de aseo de uno de los supermercados más grandes de esta población altomirandina.
Vía La Región