El dictador Nicolás Maduro y el entonces ministro de Industria y Producción Nacional, Tareck El Aissami; constituyeron en Venezuela a mediados de 2019 un gran número de comodines en el extranjero para eludir las sanciones de Washington. OKDIARIO desveló los documentos que demuestran las operaciones triangulares para saltarse el embargo decretado por Donald Trump.
El Político
El usurpador del palacio presidencial de Venezuela y la petrolera PDVSA, se sirvieron de una amplia red de clientes; en la que destacaban un despacho internacional de abogados con la sede central en Estados Unidos y la empresa tailandesa Tipco. Mediante esta plataforma, la empresa pública de hidrocarburos podía desviar decenas de millones de euros sin el control estadounidense. Así se aprecia en los documentos reseñados por OKDIARIO.
La dictadura chavista y sus artimañas fuera de Venezuela
La dictadura chavista se enfrentaba, desde que Donald Trump firmó en agosto de 2019 una orden ejecutiva, a unas duras sanciones de la Casa Blanca por las que se embargaban todos los bienes e intereses en EEUU. El decreto estaba justificado por la usurpación del poder de Maduro frente al presidente encargado Juan Guaidó, a quien Washington y por los reiterados ataques del régimen chavista a la libertad de expresión y los derechos humanos en Venezuela.
Más trampas
Al verse entre la espada y la pared, el usurpador Nicolás Maduro le encargó la misión de reflotar PDVSA a Tareck El Aissami, uno de los hombres de confianza del régimen; y también solicitado por EEUU. Quería que El Aissami burlara el embargo internacional de EEUU utilizando a terceros. La dictadura había situado la inflación de Venezuela en el 1.000.000% y llevado la pobreza al 51% de los hogares.
Procedimiento en Venezuela
El procedimiento diseñado por la dictadura de Maduro en Venezuela colocaba a la empresa tailandesa Tipco, la cual pagaba las deudas de PDVSA a clientes y proveedores internacionales y después lo descontaba de su cartera de negocios. A cambio, los tailandeses percibían un incentivo en la bajada del precio. De esa manera, la sociedad Tipco se convertía en una especie de banco, sustituyendo esas entidades crediticias que se negaban a trabajar con Maduro por la presión del Departamento de Estado norteamericano.
Continuando con ese procedimiento, Caracas logró saldar, entre otras, la deuda de 10 millones de euros con una empresa rusa que había vendido una flota de camiones al Estado venezolano de Aragua, cuando su gobernador era el mismo Tareck El Aissami, el cerebro del plan.