La inflación, ese proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda y que causa una subida continuada de los precios de la mayor parte de los productos y servicios, y una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos, sigue complicando la existencia en el mundo.
Mario Beroes/El Político.-
Y pareciera que no hay nación en el globo terráqueo que se salve del problema. Inclusive, los Estados Unidos, cuya economía siempre ha sido sólida, presentó un Índice de Precios al Consumidor (IPC) con un incremento del 8,5% para el año que finalizó en marzo, con lo que se alcanzó un nuevo máximo en 40 años.
La inflación indica cuánto han subido los precios de los bienes y servicios en un tiempo determinado; cuando los precios aumentan con el paso del tiempo, el dinero disminuye su valor, que en realidad es una disminución real del poder adquisitivo).
Pero este problema, no es solo pertinente a la economía estadounidense. Por el contrario, muchas naciones quisieran exhibir los números del IPC de la nación norteamericana.
La inflación es un es un problema global, y en estos meses atizada por la guerra en Ucrania. Los más afectados por esta situación son los países en desarrollo.
La guerra en Ucrania detonó una costosa crisis humanitaria que exige una solución pacífica. Al mismo tiempo, los daños económicos causados por el conflicto contribuirán a una importante ralentización del crecimiento mundial en 2022 y aumentarán la inflación.
Según el "World Economic Outlook" de abril de 2022, "los precios de los combustibles y los alimentos han aumentado rápidamente, afectando más a las poblaciones vulnerables de los países de bajos ingresos."
A esto le unimos los problemas de suministros que se han incrementado con la pandemia provocada por el virus chino y la situación en Shanghai, y otras ciudades chinas, que no termina de esclarecerse, tal como lo señaló en su momento, en el empresario venezolano residente en los EEUU, Jorge Simón Lafee.