El hecho que se registró el fin de semana pasado en Mar-a-Lago, la residencia en Florida de Donald Trump, ha dejado ver cómo el acceso al presidente de EE.UU. y a su círculo íntimo se ha convertido en un verdadero negocio o fraude para oportunistas chinos, con las serias dudas sobre la seguridad del mandatario como telón de fondo.
El pasado sábado, una mujer asiática con dos pasaportes chinos fue detenida en la recepción de Mar-a-Lago (un club de lujo con socios e invitados, además de propiedad de Trump) después de haber burlado los cordones de seguridad del Servicio Secreto: decía que iba a la piscina del complejo, aparentaba no hablar inglés y mencionó el apellido de un socio como su nombre, Zhang. Posteriormente cambió su versión y Zhang Yujing-ese es su nombre completo- señalo que era invitada por un tal ‘Charles’ para un evento de una organización rimbombante. Los agentes la detuvieron por mentir para tratar de colarse y encontraron entre sus pertenencias una memoria USB con software maligno.
Frente a todo esto y ante comparecencia este lunes ante un juzgado de West Palm Beach , a la mujer se le revocó la visa de turista y por el momento permanecerá encarcelada acusada de hacer declaraciones falsas a las autoridades federales y de entrar sin permiso a un área restringida.
Zhang, de 32 años de edad, indicó que pagó a un hombre de negocios chino por asistir a un evento con la hermana del mandatario, así lo señaló su abogado en la corte encabezada por el juez William Matthewman, que debe determinar si le concede o no la libertad bajo fianza, pero este postergó su decisión hasta una audiencia fijada para el 15 de abril,
Lo cierto, o mejor dicho incierto son las intenciones de la ciudadana asiática. Mientras se sustancia la demanda presentada contra ella por el Servicio Secreto, se especula que podría ser una espía china que busca acceso a las inmediaciones de Trump. Pero también podría ser una simple trama de buscadores de fortuna y oportunistas, con ‘Charles’ como pieza central.
Zhang aseguró a los investigadores que acudía a una reunión de la Amistad de Naciones Unidas, con una invitación cursada por ‘Charles’. Mostró un papel escrito con grafías chinas -que los investigadores no entendieron- que lo aseguraba.
These images of Yujing Zhang on her passport and a visa were submitted in court today as part of the defendant's evidence. @joanmurraycbs4 will be live with the latest information on the CBS4 News at 6. Read more: https://t.co/l7dMYRtspa pic.twitter.com/81o91cwPoo
— CBS4 Miami (@CBSMiami) April 8, 2019
Acceso a grandes mandatarios
Todo apunta a que se puede tratarse de una organización denominada como Asociación Amistad China de Naciones Unidas (UNCFA, en sus siglas en inglés), cuyo fundador es Charles Lee, y que es una plataforma que vende acceso a grandes mandatarios estadounidenses a cambio de dinero. La UNCFA asegura estar inscrita en el registro del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, algo que no es cierto.
En cuanto el ‘Miami Herald’ publicó un artículo sobre Lee y su organización, la página web fue eliminada. Pero, antes de que esto ocurriera, se pudo ver su contenido: en ella y en redes sociales chinas, Lee aparecía en numerosas imágenes con mandatarios de primer nivel, como el ex secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, o su actual máximo dirigente, Antonio Guterres. En una fotografía posa con el propio Trump, aunque no está claro si es una imagen real o un montaje.
Simples fraudes
Lee utilizaba estas imágenes -además de supuestas reuniones con pesos pesados republicanos, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, o con el círculo íntimo de Trump, como su hermana, Elizabeth, para dar credibilidad a su negocio: convertirte en miembro de la UNCFA costaba 450 dólares, aunque la membresía podía ascender hasta los 30.000 dólares, lo que prometía encuentros con autoridades del más alto nivel.
En su web y en redes sociales, Lee se autodenominaba como ‘doctor’ y como ‘príncipe’. Nada ue ver con la realidad. Muchos de los encuentros que ofrecía a sus clientes parecen simples fraudes: una visita a la academia militar de West Point con un discurso de Barack Obama -el expresidente nunca tuvo ese evento en su agenda-, un viaje a la sede de la ONU en Nueva York en diciembre con discursos de Michael Bloomberg y Bill Clinton -ambos estarán en un evento en octubre- o dudosas visitas a la Casa Blanca para encuentros con «políticos y líderes asiáticos».
No es la primera vez que Mar-a-Lago es el escenario de escándalos de compraventas de acceso al círculo de Trump. En marzo, se conoció que Cindy Yang, una ex propietaria de salones de masaje de Florida bien relacionada con el partido republicano, había vendido a empresarios y mandatarios chinos el acceso a altos funcionarios del partido conservador e incluso al círculo íntimo de Trump, con eventos celebrados en Mar-a-Lago.
Lo más entramado del asunto es que Yang y Lee tienen varias conexiones. Aparecen juntos en al menos dos fotografías de este tipo de eventos y Lee ofrecía a sus clientes actividades organizadas por Yang, que también utilizó un «selfie» con Trump para dar credibilidad a su capacidad para abrir puertas al poder. Esa fotografía fue en un evento benéfico organizado por Yang en Mar-a-Lago que iba a celebrarse de nuevo este año el 30 de marzo: ese fue el día que Zhang fue detenida en la residencia de Trump en Florida.
Investigación de contrainteligencia
Los eventos de Yang en la Casa Blanca fueron cancelados luego de que saliera a la luz pública el escándalo de venta de acceso a Trump -los demócratas pidieron que se abriera una investigación de contrainteligencia contra ella-, pero según Zhang ler pagó a este hombre que pudiera ser el ‘príncipe Charles’ para asistir a un acto que no iba a tener lugar.
Mientras esta historia, novela, largometraje o como le quiera llamar se desarrolla queda una incógnita alarmante: quién entra, quién sale y cómo se trafican influencias en el lugar favorito de Trump en el mundo, Mar-a-Lago. Un sitio que pudiera develar una posible red de espionaje o una gran telaraña asíatica basada en el fraude.
Con información de CBS4 Miami y ABC.es