En Caracas es mejor vivir en el cementerio que en la calle, el camposanto alberga a familias enteras que hacen su vida entre mausoleos de fines del siglo XIX.
El Político
Hermosas esculturas hechas de mármol y mausoleos techados albergan a los más pobres en Caracas. Juguetean entre los restos de los cuerpos a los que los santeros venidos de alguna isla del caribe usan para sus ritos.
El Cementerio general del Sur fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1982, ahora alberga a numerosas familias sin techo.
La mayoría de las parcelas del cementerio ha sufrido graves daños a manos de profanadores. Los restos de los seres queridos ni siquiera se pueden ubicar en muchos casos.
Vivir en el Cementerio
Familias completas prefieren vivir en el cementerio que en la calle. Es común encontrar féretros oxidados fuera de sus fosas, y tumbas arruinadas por la acción de personas desconocidas. Cientos de personas permaneces bajo la mirada pasiva de las autoridades.
Todos las dificultades por las que pasa el cementerio han puesto en grave peligro el patrimonio artístico del cementerio. Los visitantes denuncian la misma situación y el alcalde de turno intenta reparar años de abandono.
Ladrillos en vez de mármol
Ahora, las camineras entre los sepulcros son ahora mausoleos improvisados de bloques y cemento. Contrastan con el mármol y el granito de las antiguas lápidas.
En 2016 se alertaba que el 60% de todas las tumbas ya habían sido profanadas. Produce pesar la situación del Cementerio General del Sur.
Orgullo de la capital
Hasta el siglo XX era un lugar de recogimiento, descanso y turismo. Despedir a un familiar incluía comprar hermosas flores en la entrada. Recorrer mausoleos de famosos y escuchar historias de damas que "morían de amor" era parte de la visita.
Llegar al lugar de descanso de familiares y encontrar un gran desastre que incluye ataúdes afuera es un golpe para las emociones. La mayoría de los venezolanos que visitan lugar donde reposan esos seres tan queridos salen consternados.
"Garimpeiros del Cementerio”
Además de vivir en el cementerio, algunos se dedican a profanar las tumbas para tomar las prendas de valor de los difuntos. Saben que ya son pocas las joyas o pertenencias disponibles, todo ha sido arrasado.
Conjunto residencial para indigentes
En el año 2018 la Arquidiócesis de Caracas realizó un acto de "reparación y expiación por las almas de las tumbas profanadas" en el Cementerio General del Sur.
Mientras la procesión avanzaba con cantos religiosos, un entierro se desarrollaba con música electrónica a todo volumen, costumbre creciente en familias de estratos sociales bajos.
Personajes ilustres sepultados
Entre los personajes venezolanos ilustres sepultados allí se encuentran: Armando Reverón, Raimundo Andueza Palacio, Juan Pablo Rojas Paúl, Miguel Otero Silva, Carlos Delgado Chalbaud, Andrés Mata, Martín Tovar y Tovar, el general Ramón Centeno, Victorino Ponce, Juan Antonio Pérez Bonalde, Látigo Chávez, Anacleto Clemente Bolívar, Rómulo Gallegos, Argimiro Gabaldón, Fabricio Ojeda, Aquiles Nazoa, Andrés Eloy Blanco entre muchos otros.
Algunos monumentos funerarios especiales están semi destruidos, como el Panteón de los Bomberos, el panteón del presidente Isaías Medina Angarita o el Mausoleo de Joaquín Crespo, este último construido en 1898. Actualmente, la casi totalidad de ellos se encuentran profanados, violentados o destruidos en gran medida.
Todas mis tumbas las tengo marcadas
Las familias que decidieron vivir en el cementerio se dedican a cuidar lo que queda de las tumbas. Así, reúnen algunas monedas que les proporcionan quienes prefieren pagar antes de que se sigan deteriorando por los santeros.
Luis, de 41 años, quien vive en un espacio que cubrió con cartón, espera más visitantes. Dice cuidar 37 tumbas, incluida la que ocupa con su familia.
“Todas mis tumbas las tengo marcadas”, explica. “Uno le cuida su tumba, se la mantiene barrida, limpiecita y los familiares los domingos se te presentan con dos o tres productos” de comida.
Mejor vivir en el cementerio que en la calle
“Hay fines de semana buenos que he reunido hasta 20”, celebra este hombre que perdió su casa hace dos años tras un aguacero.
Desempleado, busca en contenedores de basura comida, colchonetas, ollas y juguetes para su hijo.
“Es mejor dormir aquí que en la calle”, comenta Luis, que estuvo preso nueve años por vender droga.
Los huesos tienen precio
Una mujer que vive con sus hijos dice que los santeros se llevan los cadáveres, cada hueso tiene un precio, y lo más buscado es el cráneo, para un buen rito un cráneo puede valer hasta cien dólares.
Cuenta que el trabajo más difícil en la santería es aquél que involucra huesos humanos, pero también es el más efectivo.
En ciertos panteones dejan los huesos humanos al aire libre o cerca de tumbas.
"Hay magia más poderosa donde se pide un cráneo completo, el trabajo es más caro”, dice mientras baja la mirada.
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