La oposición en Venezuela encara una nueva etapa política “muy dura y hostil” después de la juramentación de Nicolás Maduro para otro período de gobierno y ante la imposibilidad del líder opositor Edmundo González de poner fin a su exilio para asumir la presidencia en su país, como reiteradamente había prometido, dijeron expertos a la Voz de América.
Maduro, declarado vencedor por el ente electoral del país sin pruebas fehacientes, tomó posesión el viernes en Caracas para seis años más de gobierno, en medio de un operativo de seguridad sin precedentes para una investidura presidencial en la nación.
El acto, realizado en ausencia de la mayoría de los presidentes del mundo y apenas la compañía de los gobernantes aliados de Cuba y Nicaragua, consumó “un golpe de Estado” del chavismo, a juicio del bloque opositor y sus líderes, González y María Corina Machado, actualmente en la clandestinidad.
Maduro por su parte insistió en sus discursos del viernes y el sábado que el país seguirá en “paz” y prometió enfrentar en un escenario de “lucha armada” lo que llamó una “conspiración” internacional en su contra. La oposición argumentó razones de seguridad para el no retorno al país de González, que asegura haber ganado la elección con base en las actas recopiladas por testigos en las mesas electorales.
Ahora, “viene una etapa muy dura de lucha política y democrática” para los dirigentes de la oposición como Machado y González, estima el sociólogo y doctor en procesos políticos contemporáneos Juan Manuel Trak en conversación con la VOA.
Según sus análisis de los más recientes hechos políticas y sociales de Venezuela, el mayor reto para la oposición será mantener “algún mínimo de organización en el marco de una ola represiva contra toda posibilidad de autonomía política y organización social”.