Más allá de las grandiosas palabras de presidentes como Lacalle Pou, Benítez y Lasso, esta "vuelta" de la CELAC no debe verse como algo efímero o poco importante. Es realmente una amenaza muy grande para Latinoamérica y es un golpe en la lucha democrática de los venezolanos.
Walter Molina Galdi / El Político
Lejos de lo que he leído aquí, la reunión de hoy no es "responsabilidad" de Almagro o algo parecido, no. Esto tiene mucho rato rearmándose, específicamente desde que López Obrador llegó a la presidencia en México. Almagro, con errores, ha enfrentado las dictaduras como pocos.
Recordemos que la CELAC se creó cuando la región estaba pintada de roja, salvo honrosas excepciones. Y se creó con dinero de los venezolanos, ese que manejaba discrecionalmente Chávez; despilfarro, robo y corrupción que hoy estamos pagando, así algunos culpen a las sanciones.
CELAC una creación de la izquierda antidemócratica
Con la muerte de Chávez y países que dieron un giro (como Argentina en su momento), ese proyecto de la izquierda -mayormente antidemocrática- tuvo un freno importante. Han querido organizarse en otras plataformas como el inefable "Grupo de Puebla", pero no han tenido tanto éxito.
Es por ello que, con López Obrador queriendo ser la referencia de la izquierda latinoamericana y países que han retrocedido como Perú, Bolivia y la propia Argentina, a la expectativa de Chile, Colombia y Brasil, entendieron que era el momento de reorganizar su dañina banda.
CELAC busca destruir a la OEA
Estamos hablando de un organismo donde Nicolás Maduro, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega tienen voz y voto. Estamos hablando de la creación de Hugo Chávez. Estamos hablando, por tanto, de la unión de la izquierda antidemocrática queriendo, además, destruir a la OEA.
Por todo ello, es necesario hoy, más que nunca, que los demócratas de la región se unan realmente. No solo en torno a un organismo (más allá de la fundamental defensa de la OEA), sino como un todo que enfrente realmente las ideas que han llevado a tantos países a la destrucción.
No son tiempos donde la pasividad no tenga consecuencias. Si permitimos que la región vuelva a estar dominada por populistas antidemocráticos, esta vez será más difícil librarnos, porque ya no van a gobernar sobre caudales de dinero -que no tienen- sino sobre la represión.
Polítólogo UCV