Yevgeny Prigozhin, el hombre en el que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, confió para avanzar en sus ataques a Ucrania, lo hizo tambalear con la amenaza de derrocarlo. El líder ruso conoce muy bien al grupo Wagner y sabe de lo que son capaces. Putin guardó silencio y movió sus piezas para liberarse del “jaque mate” en el que se encontraba.
El Político
Wagner es una organización que ha sido descrita como una empresa militar privada, conformada por una red de mercenarios y caracterizada por reclutar prisioneros y usar métodos sanguinarios. Así actuaron en Ucrania por órdenes de Putin, y luego pusieron en aprietos al Kremlin.
Los perros de la guerra que soltó el presidente ruso, Vladimir Putin, hicieron su trabajo, pero regresaron por él.
¿Putin aprendió la lección?
Cuando el presidente ruso hizo marchar sus tropas para tomar la ciudad de Kiev, nunca imaginó que 16 meses después las milicias mercenarias del Grupo Wagner se amotinarían y marcharían sobre Moscú.
La lección que tuvo Putin, la experimentaron previamente otros personajes de la historia. Los análisis sobre el tema, refieren que Napoleón tampoco sabía que su invasión a Rusia lo conduciría al exilio y restauraría la monarquía en Francia. Hitler nunca imaginó que invadir Polonia conduciría a su suicidio y al reparto territorial de Alemania, así como Saddam Hussein tampoco imaginó que su invasión a Kuwait terminaría con la caída de su régimen y con su propia muerte.
Los puntos fuertes y débiles
Expertos consideraban que el paso de tiempo favorecería a Rusia, tomando en cuenta su extensión y poderío militar, frente a una Ucrania más pequeña y necesitada de apoyo externo.
Sin embargo, los hechos de este fin de semana mostraron otra lectura. Mostraron a un Putin debilitado, y a un Zelenski que mantiene el apoyo del pueblo ucraniano y de países aliados.
Según los análisis realizados sobre la guerra, el régimen de Putin resulta ser más frágil de lo que parece desde afuera. Putin siempre confió en su habilidad para manejar centros de poder en competencia, poniendo unos contra otros a los oligarcas y las agencias de gobierno, para terminar siendo el árbitro inapelable de la toma de decisiones.
En febrero, la inteligencia norteamericana estimó que Rusia había sufrido al menos 35.000 bajas de soldados en acción y que otros 154.000 habían resultado heridos, mientras que Oryx, un sitio web de inteligencia de fuentes abiertas, estima que Rusia lleva perdidos más de 2000 tanques y casi 900 vehículos blindados de diverso tipo: son pérdidas de una magnitud que Rusia no veía desde la Segunda Guerra Mundial.
Conclusión
Impredecible y riesgosa, así son las guerras. Vladimir Putin sintió la amenaza de cerca y actuó, pero quedó debilitado ante la comunidad internacional.
En el fragor de la guerra, la ilusión de control que tienen los dictadores suele esfumarse, especialmente si el conflicto se prolonga y deviene en una sangrienta guerra de desgaste, como está ocurriendo en Ucrania.