Con el fin de perpetuar a su secretario general y presidente Xi Jinping, este domingo arrancó el XX Congreso del Partido Comunista de China.
El Político
En esta ocasión, el régimen ha intentado proyectar una imagen de unidad en torno a Xi, quien rompe así la norma de retirarse tras sendos mandatos de cinco años, como hicieron sus antecesores, Jiang Zemin y Hu Jintao.
Este cónclave histórico supone un cambio radical con respecto a las dos décadas anteriores, reportó ABC.
Por qué es importante
La reorganización del partido la deciden los 370 dirigentes que integran el Comité Central del PCCh, órgano dirigente en un sistema unipartidista.
En la primera fila destacan los 25 miembros del poderoso Politburó. Camuflados entre ellos se encuentran los llamados "siete magníficos". Los mandamases del Comité Permanente, con Xi Jinping a la cabeza.
Serán esos 370 los encargados de encumbrar a Xi como señor absoluto. Algo que no se veía desde los tiempos de Mao Zedong.
Durante la sesión inaugural, Xi tomará evaluó sus logros tras una década al frente del país, en la que ha afrontado «cambios globales nunca vistos en un siglo».
Una nueva era
En 2018, Xi abolió el límite de mandatos para el presidente del país, fijado en dos etapas consecutivas de cinco años.
De este modo, acabó con una convención respetada por sus dos predecesores inmediatos, Jiang Zemin (1993-2003) y Hu Jintao (2003-2013), creada para impulsar un «liderazgo colectivo» que evitara repetir los excesos del maoísmo.
«Ha solidificado su autoridad a expensas de la reforma política más importante de las últimas cuatro décadas: la regular y pacífica transferencia del poder», apuntaba Richard McGregor, investigador del Lowy Institute, en su ensayo ‘After Xi’.
Una progresiva y naciente institucionalización completada de manera íntegra por primera vez en 2013, con el propio Xi por beneficiario.
La reversión de este mecanismo abre la puerta a un gobierno de por vida. También a una hipotética crisis de sucesión, en particular tratándose de un hombre de 69 años, obeso y aficionado al tabaco.
Salvo sorpresa mayúscula, el XX Congreso reelegirá a Xi como secretario general del Partido Comunista –o incluso recuperando el título de presidente reservado a Mao– para un tercer mandato que concluirá en 2027.
Entre el triunvirato de cargos que ostenta, este representa el principal, al que suma el de presidente de la Comisión Militar Central –y como tal, jefe supremo de las Fuerzas Armadas– y presidente de la República Popular.
La reválida del último no llegará hasta la próxima reunión anual del aparato legislativo en marzo de 2023, cuando se complete el proceso de renovación en la cúpula del régimen que afiance su tendencia personalista.
Una década de abusos
Activistas de DDHH y otras instancias aseguran que en los 10 años transcurridos desde que Xi llegó al poder a finales de 2012, las autoridades han diezmado la sociedad civil china, encarcelando a numerosos críticos del gobierno, restringiendo gravemente la libertad de expresión y desplegando tecnología de vigilancia masiva para vigilar y controlar a los ciudadanos.
La persecución cultural de las autoridades, la detención arbitraria de un millón de uigures y otros musulmanes túrquicos y otros abusos cometidos desde 2017 equivalen a crímenes contra la humanidad.
En Hong Kong, el gobierno impuso en 2020 una severa legislación de seguridad nacional y desmanteló sistemáticamente las libertades de la ciudad.
Todo ello ha dificultado que los ciudadanos pidan cuentas al gobierno y prácticamente ha eliminado cualquier espacio para que participen en la toma de decisiones gubernamentales.
A Human Rights Watch le preocupan especialmente las repercusiones de las imprevisibles políticas Covid-19 de Xi en los derechos económicos y sociales de las personas que ya se encuentran en situaciones económicas precarias, que suelen estar más expuestas a las crisis financieras debido a las desigualdades socioeconómicas y a la discriminación.
Muchos trabajadores migrantes ya se encuentran en una situación de extrema necesidad, ya que la falta de empleo a menudo significa que no tienen ingresos si no están inscritos en los programas de seguridad social, que protegen contra la falta de ingresos relacionados con el trabajo, o la insuficiencia de ingresos, causada por la enfermedad, la discapacidad, la maternidad, las lesiones laborales o el desempleo, entre otras cosas.
Sin alternativa
El XX Congreso supondrá, por encima de todo, una confirmación del rumbo que China sigue bajo el dictado de Xi.
El reparto de plazas en el Comité Permanente esclarecerá su dominio a partir de la suerte que corra el actual primer ministro Li Keqiang y otros representantes de la Liga de las Juventudes Comunistas, otrora una sólida facción, como Hu Chunhua y Wang Yang, en comparación con acólitos del líder como Chen Min’er, Li Qiang o Ding Xuexiang.
La realidad última, no obstante, es que no hay alternativa. «Xi ha eliminado toda posibilidad de organizarse contra él», señala McGregor. ¿Toda? Quizá no.
De entre los cientos, miles de pancartas que adornan Pekín, una hacía referencia al mandatario en términos tan diferentes como directos.
«Abajo con el dictador y traidor a la patria Xi Jinping», proclamaba el jueves una sábana colgada de otro puente, el de Sitongqiao, que fue retirada de inmediato; una insólita protesta entre el blindaje de la capital.
En China nadie puede hablar de Xi y, en esta nueva era de autoritarismo, solo él puede hablar por China.
Durante la apertura del Congreso, Xi Jinping, pidió más crecimiento militar y aseguró que seguira luchando pacificamente por la reunificación con Taiwan sin renunciar al uso de la fuerza
En conclusión
¿Qué dicen los expertos?
Yaqiu Wang, investigadora principal sobre China de Human Rights Watch, dijo que “un tercer mandato del presidente Xi, que rompería todos los precedentes, es un mal presagio para los derechos humanos en China y en todo el mundo".
Agregó que “a medida que el espacio para el activismo de la sociedad civil se reduce aún más en China, es imperativo que la comunidad internacional tome medidas consecuentes para limitar los abusos de Xi”.