Una avioneta que sobrevuela Cleveland con la pancarta Hillary a la prisión en 2016, camisetas a la venta con el lema Prisióndenta y cánticos en la convención republicana de “A la cárcel, a la cárcel”. Las feroces descalificaciones contra la demócrata Hillary Clinton, rival del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, electrizan a las bases conservadoras. Clinton supone un elemento de unidad, que minimiza las cicatrices abiertas por Trump entre los republicanos.
Los republicanos congregados en la convención de Cleveland, que se celebra entre el lunes y el jueves, tratan de proyectar una imagen de deshonestidad de Clinton, que en ocasiones roza un clima de odio, algo infrecuente en anteriores convenciones republicanas. Los ataques a la ex primera dama no son una estrategia nueva -tampoco lo es el secretismo que envuelve al matrimonio Clinton-, pero se alimentan de la cercanía electoral y de novedades recientes.
Las embestidas contra la demócrata se nutren de dos polémicas: el ataque en 2012 al consulado estadounidense en Bengasi (Libia), en que murieron cuatro personas y que tuvo lugar cuando Clinton era secretaria de Estado; y lainvestigación judicial, cerrada hace dos semanas, a Clinton por solo usar un correo electrónico privado como jefa de la diplomacia estadounidense.
El ataque de Bengasi
John Tiegen era un exmarine que trabajaba como contratista de seguridad en el complejo de la CIA en Bengasi y que sobrevivió al ataque a ese complejo y al consulado estadounidense en septiembre de 2012. Murieron el embajador estadounidense en Libia y tres agentes de seguridad. En apoyo a Trump, Tiegen y otro superviviente del ataque hablaron la noche del lunes en la convención republicana.
La ex secretaria de Estado ha admitido que la seguridad fue inadecuada, pero ha sido eximida de cualquier responsabilidad tanto en una investigación interna como en otra impulsada por el Partido Republicano en el Congreso.
Tiegen esgrime que la gestión del ataque en Bengasi evidencia la “falta de liderazgo” de Clinton. “Demuestra el tipo de liderazgo que tendremos si es elegida [presidenta]. Para ella, será más importante estar haciendo otra cosa cuando haya americanos en peligro. Los Clinton han dejado atrás a americanos desde Somalia [en una referencia al helicóptero militar abatido en 1993]”, dice en una entrevista tras participar este martes en un coloquio organizado por la delegación de Texas en la convención republicana.
Bengasi ha convertido a Tiegen en una celebridad en el universo conservador. Tras el coloquio, decenas de personas esperaban para tomarse fotografías con él y pedirle un autógrafo. El testimonio del militar retirado es uno de los principales en que se basan el libro y la película 13 horas sobre el ataque.
Tiegen ha hecho de Bengasi una parte central de su vida: da conferencias sobre motivación personal y vende productos relacionados con el ataque. Tras el coloquio, se vendían por 30 dólares una camiseta sobre los héroes de Bengasi y un colgante militar. Y durante el evento, se subastó por 1.000 dólares un póster de la película firmado por Tiegen.
El correo privado de Clinton
Cuando los seguidores republicanos piden que Clinton sea encarcelada se refieren a la investigación del Departamento de Justicia por el uso de su correo electrónico privado. El FBI consideró hace dos semanas que la ex primera dama fue “extremadamente descuidada” con el uso de información protegida a través de su correo, pero esgrimió que no era motivo suficiente para presentar cargos contra ella. El Departamento de Justicia respetó ese criterio y cerró el caso.
Los republicanos lo criticaron y utilizarán la reprimenda del FBI hasta el último día de la campaña para tratar de erosionar a la demócrata. Trump lleva meses apodando a Clinton “Deshonesta Hillary’.
El lunes, se escucharon en la convención algunos gritos, contra Clinton, de “A la cárcel, a la cárcel”, alimentados sobre todo por el discurso del general retirado Michael Flynn.
Este martes, se multiplicaron con la intervención del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. El exfiscal anunció que simularía la celebración de un juicio a la "gestión y carácter" de Clinton y el público respondió coreando “A la cárcel, a la cárcel”, convirtiéndola en la banda sonora hegemónica en el pabellón.
Christie fue repasando un sinfín de "hechos" contra Clinton, desde Bengasi hasta su correo privado pasando por la inestabilidad en Oriente Próximo. Ante las preguntas de si Clinton era "culpable o no culpable" por esos hechos, el público nunca dudó: "¡Culpable!", rugió el recinto cada vez.
Cleveland evidencia que la agresividad atizada por Trump contra sus rivales -antes también republicanos, ahora solo Clinton- se ha contagiado a las bases y a parte del partido. Pero sigue incomodando a algunos, en un reflejo del cisma abierto por el magnate. El senador republicano por Arizona Jeff Flake, perteneciente al ala más moderada del partido, escribió en Twitter tras el discurso de Christie: "¿Hillary Clinton ahora pertenece a la prisión? Venga. Podemos argumentar que ella no debería ser elegida sin saltar con el tiburón".
Con información de El País