La embajada de Rusia en Washington ha sido acordonada tras detectar un paquete sospechoso, lo que ha obligado a la Policía y a los servicios de emergencia a desplazarse a la zona.
Apolinar Martínez/El Político
Los equipos de desactivación de explosivos y materiales peligrosos han sido activados de inmediato.
Al parecer, según testigos, un hombre lanzó el objeto a través de la valla al interior de la legación. Algunas fuentes indican que está detenido, lo que ayudará a esclarecer el suceso.
Varios equipos de la Policía, desactivación de explosivos y materiales peligrosos y servicios de emergencia se han desplazado a las instalaciones diplomáticas de Rusia en la capital de Estados Unidos.
Primero fue España
Durante los últimos días, se han detectado cartas bomba, que la audiencia investiga como posibles delitos de terrorismo, en la embajada ucraniana, en una empresa en Zaragoza, en la base militar de Torrejón de Ardoz y en la embajada de los Estados Unidos en Madrid.
También dirigidas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la ministra de Defensa, Margarita Robles.
¿Seguidores de Putin?
Los agentes de la Comisaría General de Información investigan entre radicales prorrusos y seguidores de Vladímir Putin en España al posible autor de las 7 cartas bomba enviadas en los últimos días a edificios oficiales del Estado y a las embajadas de Ucrania y Estados Unidos.
Esa es la primera hipótesis con la que trabaja la Policía Nacional.
Las cartas remitidas presentan características similares: tienen la misma caligrafía, son del mismo color, fueron enviadas desde España, todas a través del servicio de correos, y en ellas se halló la misma clase de sustancia explosiva. No había ninguna nota en su interior.
Según las fuentes consultadas en la investigación, los datos iniciales llevan a pensar en que el plan pudo ser ejecutado e ideado por un solo individuo.
Nada haría sospechar por el momento que existiera una estructura operativa y logística sofisticada detrás de la secuencia de estos envíos.
Todavía es prematuro para formarse un criterio sólido, pero esta nueva forma de terrorismo debe atacarse con prontitud.