En California, un delincuente entra a una tienda de dulces. A la vista de los dependientes, toma una barra de chocolate y, más tarde, se marcha sin pagar.
El Político
La escena, aunque inverosímil, describe a la perfección lo que ha estado ocurriendo en el “Estado Dorado”, desde que el Senado local aprobó una polémica ley.
La norma impide a los dueños de establecimientos comerciales o a sus trabajadores enfrentar a las personas que roban o que intentan hacerlo.
El instrumento, que buscaría proteger la vida de los empleados, ha generado una ola de hurtos que afecta, de forma particular, a las cadenas minoristas.
En declaraciones al diario “San Francisco Satandard”, empleados de Target, una corporación de almacenes dedicados al menudeo, indicaron que su local del centro de la ciudad registra unos 10 robos al día.
De acuerdo con Rachel Michelin, directora general de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de California, la nueva ley no sólo afecta a las tiendas, sino a los trabajadores que son contratados para contener a los delincuentes.
Con antecedentes en 2014
Hace nueve años, el Congreso de California dio luz verde a una ley que rebajó la gravedad de ciertos crímenes.
En Estados Unidos existen los llamados “delitos graves” y, además, los “delitos menores”. Los segundos pueden llegar a ser castigados con multas o penas de hasta seis meses de prisión.
El instrumento legal aprobado en 2014 incrementó de 400 a 950 dólares la suma total que tiene que ser robada de un comercio para que la acción califique como un “delito grave”.
La ley también permitió que convictos que cumplían sentencia solicitaran revisiones de sus casos a la luz de las nuevas clasificaciones.
Según sus críticos, la norma disparó el número de hurtos en todo el estado.