La invasión a Ucrania por parte del ejército de la Federación Rusa, que ya va para tres meses, cambió el escenario mundial. Fortaleció a la OTAN, ayudó a unificar criterios políticos y económicos entre los países de Europa, y dentro de todo, ayudó al gobierno del presidente Biden.
Mario A. Beroes R./El Político.
Vladímir Putín, dictador ruso, ha descrito el ataque como una "operación militar especial," y de esta manera justificar los ataques a Ucrania. Putin considera que la ofensiva sobre su país vecino "evitará la invasión de nuestra tierra, incluida Crimea".
Con motivo de celebrar el Día de la Victoria, y rodeado de veteranos de la Segunda Guerra Mundial, dijo que fue una decisión forzada, pues "era la única decisión posible y correcta para un país soberano".
"Ellos trataron de crear una amenaza para nosotros, desplegando tropas", en un mensaje directo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Consecuencias diplomáticas hostiles
El conflicto ha tenido sus consecuencias en lo que a las relaciones diplomáticas se refiere. Entre Rusia y los países que califica como "hostiles", pero también, según la CIA, con China.
El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, William Burns, considera que el ataque de Rusia ha afectado las relaciones con China, un país que desde el inicio del mismo ha mostrado su disposición hacia una posición de paz.
Sobre la teórica posibilidad de ayudar a Rusia para golpear Ucrania, el embajador del gigante asiático en el país aseguró que "nunca atacarán".
Pero ahora, según la CIA ahora las relaciones se han tensado y el origen de esta tensión radicaría en la inestabilidad que genera el conflicto a nivel mundial.
Sus consecuencias van justo en contra de las promesas de calma y equilibrio lanzadas por el presidente, Xi Jinping, hace apenas unos meses.
"Nos parece que está un poco incómodo por el daño a la reputación china que supone su asociación con la brutalidad exhibida por Rusia", asegura Burns a Financial Times.
Consecuencias políticas y económicas
De acuerdo con Burns, con lo que más incómodo estaría Xi Jinping es con la "incertidumbre económica provocada por la guerra, puesto que su interés general es la previsibilidad".
Pero no es el único motivo de preocupación, puesto que la guerra también, en palabras del director de la CIA, "ha unido a europeos y americanos".
Esto afecta de forma directa en un momento en el que se debate su política sobre Taiwán, un territorio independiente pero sobre el que China reclama la soberanía.
"No creo ni por un minuto que haya afectado a su determinación de obtener el control de Taiwán, pero sí a sus cálculos", asegura William Burns.
Según su opinión, el país asiático será "el mayor desafío geopolítico" al que su país se enfrente a largo plazo. Califica a Rusia como una "potencia en declive", pero a su vez "igual de perturbadora que una en alza".
Por último, confirmó que Putin no tiene ninguna intención de relajar la presión en su ofensiva, después del cambio de rumbo para centrarse únicamente en el Donbás y el sur del país.
Considera Burns que esta fase será "tanto o más arriesgada que su plan inicial. Putin se encuentra en un estado por el que no se puede permitir perder".
Cree que si redobla sus esfuerzos puede hacer progresos". Además, asegura que la CIA no tiene "pruebas fehacientes" de que el Kremlin tenga la intención de emplear armas de destrucción masiva.