Esta noche es el debate entre candidatos a la Vicepresidencia de Estados Unidos, en un momento crucial para la futura elección.
El Político
El vicepresidente Mike Pence y su rival demócrata, la senadora de California Kamala Harris, se reunirán en Utah, este miércoles por la noche, para el único debate vicepresidencial de la campaña.
Su enfrentamiento viene con lo que está en juego para un debate de este tipo en la memoria reciente. En parte porque el diagnóstico de coronavirus del presidente Donald Trump no ha dejado claro si se llevarán a cabo debates presidenciales adicionales y cómo se llevarán a cabo.
También marcará un momento histórico, ya que Harris será la primera mujer afroamericana y surasiática en participar en un debate de campaña presidencial de elecciones generales.
El debate llega en un momento caótico en Washington. El coronavirus se está propagando rápidamente por la Casa Blanca de Trump y entre sus principales aliados de campaña.
Pence y Harris comparten boletas con dos de los hombres de mayor edad que se han postulado a la Presidencia: Trump, de 74 años, y el candidato demócrata de 77 años, Joe Biden, poniendo un énfasis adicional en sus roles como segundo al mando.
Momento singular
El debate se produce en plena oleada de contagios en la Casa Blanca, con Trump convaleciente en la residencia presidencial tras su contagio de la semana pasada.
Aunque el presidente ha recuperado y redoblado su actividad en Twitter, estará fuera de juego para actos electorales y buena parte de esa responsabilidad cae en Pence, una figura sosegada, que no tiene la conexión con el público de Trump.
Pence ha escapado de momento a los contagios, pero ha tenido que ceder y permitir que se pongan pantallas de cristal entre los candidatos del debate, como quería la campaña de Biden.
COVID-19
Trump ha buscado durante meses dejar a la epidemia de covid en un segundo plano y centrar su mensaje en la recuperación económica y, tras la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, en la renovación del Supremo, dos cartas electorales de mucho peso.
Su positivo, sin embargo, ha devuelto al covid al centro de atención, lo que da ventaja a la campaña de Biden: el contagio simboliza el fracaso de su estrategia sobre covid. El debate será una tensión entra esas dos fuerzas: Pence buscará ir más allá de la epidemia, mientras trata de defender la gestión que ha hecho la Administración Trump, y Harris se esforzará en que se hable mucho sobre ello.
Estrategia de Pence
El vicepresidente repetirá los mantras habituales de Trump sobre la epidemia: se salvaron “millones” de vida al parar los vuelos de China, la culpa es de Pekín y la OMS, hay que reactivar el país con seguridad.
Al ataque, buscará retratar a Biden como una marioneta de la izquierda demócrata radical y aprovechará el giro a la izquierda que ha dado Harris desde que se presentó el año pasado a candidata a la presidencia. Su voz moderada ha dado paso a buena parte de la agenda más progresista del partido.
Estrategia de Harris
El positivo de Trump será la base de los ataques de Harris a la gestión del presidente de la epidemia. Buscará responsabilizarle de los 210.000 muertos y los millones de puestos de trabajo que se ha cobrado.
Utilizará la falta de precaución de Trump en su campaña -mítines multitudinarios sin mascarilla o distancia física- como el retrato de cómo se ha negado a proteger a los estadounidenses. En asuntos sociales, aprovechará su condición de mujer y de minoría racial para llamar al voto a esos electorados.
Debate paralelo
El tercer actor principal del debate podría estar en la Casa Blanca. Con una actividad frenética en Twitter en los dos últimos días, es probable que Trump se dedique a comentar, criticar y dar contexto a lo que pase en Utah. No dejará que el protagonismo sea por completo de otros.