Si todo sale según lo previsto, el venidero 6 de diciembre, Joe Biden será certificado por el Congreso de los Estados Unidos como el presidente número 46 de los Estados Unidos de Norteamérica.
El Político
Si esto llega a ocurrir, Joe Biden será un presidente más tradicional en lo que al tono y las formas se refiere que el actual mandatario Donald Trump.
Su administración, será bastante más presidencial que la administración anterior, que fue una en extremo personalista. Aquí, como reporta cointelegraph se verá un cambio importante.
Se espera que el inicio del 2021 sea muy parecido al 2020 sin embargo con el correr de los meses el nuevo año tomará su propia forma.
Tres procesos
Debemos estar muy atentos ante tres procesos: La desglobalización del mundo, la digitalización del mundo y la creciente rivalidad entre China y los Estados Unidos.
En materia económica, la deflación, el desempleo y la desigualdad seguirán siendo los principales problemas.
Por otro lado, en materia política y social, el gran desafío es la división.
En otras palabras, la polarización de la sociedad estadounidense. Las luchas tribales entre grupos, razas, y partidos.
¿Es Biden un radical de izquierdas? Claro que no. Debemos recordar que Biden no es ningún recién llegado.
Es decir, su trayectoria es ampliamente conocida. Y su récord habla por sí solo. Su supuesto radicalismo fue una jugada de laboratorio por parte de la campaña de Trump. Funcionó de maravilla en los latinos del Sur de la Florida.
El miedo: La inacción
Sin embargo, una cosa es la propaganda y otra cosa es la realidad. No cabe dudas que Joe Biden es un moderado comprobado. Un hombre de centro, conocido por saber trabajar con ambos partidos. Aquí el peligro no es un giro radical hacia la izquierda. Aquí el peligro es la inacción. O sea, que Biden no haga nada. Una administración rica en palabras, pero pobre en acciones.
Joe Biden nunca fue un candidato particularmente popular. De hecho, siempre fue la opción antitrump o anti izquierda radical.
Bernie Sanders y Elizabeth Warren tienen seguidores mucho más comprometidos. Sin embargo, el fanatismo no era suficiente para ganarle a Trump. La izquierda radical en los Estados Unidos no tiene los números para obtener una mayoría.
Entonces, Biden fue una concesión lo suficientemente neutral y respetable para atraer a los independientes, los indecisos y los republicanos descontentos, pero un demócrata de carta cabal que también obtendría el voto de los radicales dentro del partido.
Muchos no votaron a favor de Biden per se. Pero sí votaron por Biden para votar en contra de Trump. Es diferente.
El inicio
La estrategia funcionó, porque Biden sí logró ganar las elecciones. Sin embargo, ahora es cuando comienza la parte más difícil.
O sea, gobernar un país profundamente dividido con un partido invadido por radicales y un Senado en contra.
El plan económico de Biden es muy bueno. Pero es bueno en papel. No sirve de nada, si no logra conseguir el apoyo.
Es muy posible que los republicanos lo bloquean por todos lados. ¿Su habilidad bipartidista funcionará en el contexto actual? ¿Tiene el liderazgo para entregar resultados? Eso aún está por verse.
La política puede entorpecer fácilmente un buen plan. Porque en la política no solo hay que tener razón. También hay que tener el apoyo.
Rol de Trump
¿Qué rol ocupará Trump en la oposición? Los seguidores de Trump idolatran a su líder.
Su base es una especie de culto, un personalismo a ese nivel no es raro en el tercer mundo, pero Trump logró recrear ese fenómeno en los Estados Unidos.
Su estatus de semi dios mesiánico aún podría mantenerse vivo por un tiempo. Los republicanos le tienen miedo a Trump, porque no quieren perder el apoyo de su base.
Lo que convertiría a Trump en un fantasma bastante molesto durante la administración de Biden.
Aún está por verse el nivel de la influencia que podría tener Trump fuera de la Casa Blanca.
Crecimiento y desempleo
Estados Unidos podría crecer en un 3.6% en el 2021 con un déficit del -9.2%. El Gobierno dará un gran giro hacia el centro con un legislativo en constante guerra. Las tensiones raciales y las protestas en las calles seguirán. El coronavirus seguirá cobrando muchas vidas, pero las vacunas irán haciendo el trabajo. Aquí el problema será el movimiento “anti-vaxxer”. Una verdadera piedra en el zapato en la lucha contra la pandemia. Habrá caos por un tiempo. Pero todo parece indicar que el 2021 culminará en buenos términos.
¿El desempleo regresará al 4%? ¿La inflación superará el 2%? ¿Tendremos un crash en el mercado bursátil? ¿El Dólar Index superará su mínimo histórico del 2008? Probablemente no. Pero seguramente habrá algunos sustos en el camino. Durante la administración de Biden, muchas cosas volverán a la normalidad. Estados Unidos volverá a ser parte de la Organización Mundial de la Salud, se regresa a los Acuerdos de París, y los niños de los inmigrantes ilegales volverán a tener ciertas protecciones. Con respecto a las medidas del covid-19, Biden será más estricto y menos ambiguo que Trump. Seguramente, muchas cosas serán obligatorias por un tiempo, como el uso de mascarillas, por ejemplo.
En el campo diplomático, la administración de Joe Biden seguramente buscará reanudar las viejas alianzas y tratará de limar las asperezas dejadas por Trump a nivel internacional. En el campo doméstico, sin embargo, la clave estará en el legislativo. Será muy difícil para Biden pasar sus propuestas en salud, economía, clima e impuestos debido al cerco republicano.
En lo referente a los estímulos, un tema muy relevante para Bitcoin y los mercados financieros, los republicanos seguirán colocando obstáculos. Los republicanos seguirán promoviendo austeridad fiscal por un asunto de doctrina. Pero esta falta de inversión fiscal lo único que causará será una continuación de la recuperación en forma de K. O sea, la supuesta “austeridad” republicana y libertaria en el fondo es “austeridad” para los más necesitados, pero riquezas para los más ricos. Irónicamente, esta fórmula será muy conveniente para Bitcoin y Wall Street que crecerán mucho más rápido que la economía real debido a la “austeridad” republicana. El suministro monetario irá directo a la inflación de activos. Excelente para Bitcoin. Pero no tanto para el ciudadano común sufriendo por la crisis.
El cambio más importante es el retorno a la institucionalidad. O sea, una presidencia más presidencial. Por el lado monetario, las cosas no cambiarán mucho durante el 2021, porque la Reserva Federal disfruta de mucha autonomía y seguirá haciendo su trabajo. Asumo que Biden tendrá una mejor relación con Powell. Porque Trump siempre tuvo una relación muy tensa. Pero la política monetaria como tal no experimentará cambios importantes.
Tenemos que estar muy atentos con lo que ocurre en la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). Trump fue algo hostil con el mundo cripto y Jay Clayton, el director saliente, no fue precisamente nuestro mejor amigo, pero una SEC bajo la administración de Biden podría ser un poco más criptoamigable. ¿Cómo será la nueva SEC con respecto a Bitcoin? Lo veremos en el 2021.
Fuente: cointelegraph