El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su deseo de reemplazar al director de Inteligencia Nacional, Dan Coats, por John Ratcliffe, quien juicio puede "frenar" a una comunidad de inteligencia que ha "enloquecido"
El Político
La comunidad de inteligencia manifiesta que el criterio de Trump favorece la lealtad y la corriente política por encima del profesionalismo, pues su gremio "es el grupo de profesionales más apolítico que se pueda imaginar, pero si empezamos a aventar a la gente que proporciona la visión sin adornos de lo que está sucediendo ahí fuera a favor de otros que proporcionen puntos de vista que estén más cerca de lo que el presidente quiere oír, es algo de lo que todo el mundo debería preocuparse", según señaló Andrea Kendall-Taylor, ex suboficial de inteligencia nacional para Rusia.
Ratcliffe, es un miembro republicano del Congreso de Texas que es muy crítico con las conclusiones de la comunidad de inteligencia sobre la participación de Rusia en las elecciones de 2016. Pero a juicio de los expertos carece de experiencia en esta materia.
Los especialistas en seguridad nacional, aseguran que su temor reside en que se profundicen las "guerras de inteligencia" en Estados Unidos que alarmar a los aliados, amigos y animar a los enemigos del país en todo el mundo.
Pues "si los mismos amigos y aliados sienten que la información que comparten con Estados Unidos va a ser distorsionada para apoyar una política que ya ha sido decidida o que simplemente será ignorada", "se van a preocupar" acota Lawrence Korb, miembro de alto rango del Centro para el Progreso de Estados Unidos en Washington.
"Coats fue el último en decir la verdad al poder, así es como lo ven los europeos", dice John Hulsman, líder de una empresa consultora de riesgos globales en Alemania.
En este sentido, la comunidad de inteligencia señala que el trabajo de Coats, especialmente las evaluaciones sobre Irán, Corea del Norte y la amenaza de ISIS, se alinean más con lo que los líderes aliados le han estado diciendo al Trump, que con la opinión que tiene el propio presidente sobre esos mismos desafíos de seguridad nacional.
Tras asegurar que los amigos de Estados Unidos van a extrañar que su información sea tomada en cuenta, Hulsman agrega que sus aliados "están felices de estar en la mesa. Puede que a la primera ministra de Nueva Zelanda no le gusten las posiciones del presidente Trump en muchas cosas, pero eso no va a impedir que trabaje con Estados Unidos en temas de seguridad".
Fuente: Csmonitor
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