Hay al menos 82.300 infectados en el mundo, al menos 3.000 muertos, varios de ellos en Estados Unidos. Los propios servicios de emergencia norteamericanos advierten de que la crisis puede acabar siendo muy grave, y han pedido 2.500 millones de dólares al Capitolio para cuarentenas y tratamientos.
El Político
Pero este es año electoral, el coronavirus ha llegado en época de primarias, y lo que según los médicos es una crisis sanitaria de primera magnitud se ha convertido en un arma arrojadiza de naturaleza política.
El presidente cree que los demócratas y sus enemigos dentro de lo que él suele denominar estado profundo de la Administración están exagerando la gravedad de la crisis. El viernes, en un mitin electoral en Carolina del Sur, Donald Trump dijo: «Uno de los míos vino y me dijo: señor presidente, intentaron acabar con usted con Rusia, Rusia y más Rusia, pero no funcionó. Después intentaron el impeachment (juicio político), pero fracasaron. Ahora esta es su nueva farsa».
Confusiones
No ha sido Trump especialmente claro con los números. Antes de ese mitin, al partir de la Casa Blanca con su helicóptero, el presidente trató de calmar a la nación. «Mucha gente ya está mejor. Mucho mejor. Son 15. Y algunos que recibimos de Japón, gente excelente, ciudadanos muy buenos, se están poniendo mucho mejor muy rápido. Todos están muy bien». En realidad los infectados no son 15, sino 47, y nueve de ellos han contraído el virus dentro de EE.UU.
En menos de 24 horas, el presidente tuvo que comparecer por segunda vez en una semana en la sala de prensa de la Casa Blanca, que casi no había utilizado nunca antes, para anunciar la primera muerte en EE.UU. por coronavirus. Dijo Trump que era una mujer de 58 años que tenía una dolencia respiratoria previa. «Una mujer excelente», dijo el presidente. En realidad era un hombre, y la Casa Blanca corrigió después.
Preguntado sobre si de verdad cree que las infecciones de coronavirus son una «farsa», el presidente matizó. «Es una farsa que intenten culpar a otros de esto, cuando nosotros hemos hecho un trabajo tan bueno. La farsa es su reacción, no lo que está sucediendo», dijo Trump, en referencia a las críticas que ha recibido de los demócratas, que consideran su gestión de la crisis caótica.
El presidente, de hecho, estaba de viaje oficial en India cuando se dieron las primeras infecciones dentro de EE.UU., concentradas en la costa oeste del país. En su ausencia, una funcionaria de los Servicios de Control de Enfermedades del Gobierno norteamericano, la doctora Nancy Messonnier, dijo en una rueda de prensa en Washington que la propagación del virus en Norteamérica «no está en duda, es una cuestión de tiempo».
En manos de Pence
Trump, según publicaron varios periodistas que le acompañaban en el viaje, enfureció, acusó a su gabinete de reaccionar tarde y mal y le encomendó al vicepresidente, Mike Pence, que coordinara la respuesta a la crisis. De momento ya ha dado dos ruedas de prensa él mismo para hablar de la crisis, rodeado de ministros y médicos, y a la doctora Messonier no se la ha vuelto a ver en público.
Los demócratas, por su parte, han criticado que Trump haya elegido a Pence, el vicepresidente, para gestionar esta crisis, porque cuando tuvo que enfrentarse a un contagio masivo de VIH y hepatitis C en el estado del que fue gobernador, Indiana, demoró una respuesta por parte de los servicios de emergencia porque se oponía a un programa de intercambio de jeringuillas para drogadictos.
Nota de ABC