Los días siguen pasando y las negociaciones para resolver el tema del techo de la deuda estadounidense parecen estar atascadas. El tiempo apremia, mientras el Departamento del Tesoro advierte que Estados Unidos podría entrar en suspensión de pagos el 1 de junio si no se llega a un acuerdo.
Mario Augusto Beroes Ríos/El Político
Son muchos los escenarios que se bajaran tanto en el ámbito público como a puertas cerradas, desde soluciones intermedias, pasando por la ampliación del plazo para negociar o, in extremis, que el presidente Joe Biden actúe por su cuenta.
Reuniones van y vienen. Martes 16: nueva reunión
La semana pasada, tras una reunión en la Casa Blanca con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y los líderes políticos del Congreso, Biden mencionó la posibilidad de utilizar la 14ª Enmienda para elevar unilateralmente el techo de la deuda sin necesidad de contar con el visto bueno del Congreso.
Biden quiere aumentar el límite legal de endeudamiento del gobierno, desde los actuales 31.4 billones de dólares, para evitar caer en un impago histórico, algo que el Departamento del Tesoro calcula puede ocurrir a principios de junio.
Pero McCarthy y otros legisladores republicanos quieren un acuerdo que garantice recortes del gasto en billones de dólares antes de firmar el aumento del límite de deuda.
La 14ª Enmienda podría abrirle al presidente una puerta a Biden para saltarse ese escollo.
Los congresistas se reunirán nuevamente mañana martes , solo un día antes de que Biden viaje al Indo-Pacífico.
La Casa Blanca y el presidente Kevin McCarthy (R-Calif.) dijeron que las conversaciones del personal habían sido productivas después de su reunión de la semana pasada, pero ninguna de las partes vio una solución concreta en el horizonte.
¿Fecha X?
Con la "fecha X" casi encima, demócratas y republicanos están en un callejón sin salida. McCarthy y los republicanos de la Cámara quieren vincular un aumento del límite de la deuda a los recortes presupuestarios, mientras que la Casa Blanca insiste en un aumento “limpio”, sin condiciones.
No está claro si la reunión de esta semana acercará a cualquiera de las partes a las concesiones, pero durante el fin de semana, un importante asesor económico echó agua fría sobre la idea de que la Casa Blanca podría estar buscando una extensión del techo de deuda a corto plazo.
“El corto plazo no es una solución”, dijo la directora del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Lael Brainard, en “Face The Nation” de CBS.
“Es realmente importante asumir el incumplimiento y abordarlo, y el Congreso tiene las herramientas para hacerlo”.
Tras la reunión del martes con los líderes del Congreso, el mandatario dio a entender que un litigio a raíz de la invocación de la 14ª puede llevar demasiado tiempo y no ser una solución en este momento.
"He estado considerando la 14ª Enmienda", reconoció Biden.
"Seré muy franco. Cuando superemos esto, estoy pensando en echar un vistazo lo más pronto que pueda para ver qué diría la Justicia sobre si funciona o no."
La amenaza del impago
El presidente quiere desarmar todo el debate haciendo que los republicanos se comprometan públicamente a que Estados Unidos no incurrirá en un impago. Entonces estaría listo para discutir el gasto, los impuestos y otras cuestiones presupuestarias.
Quiere que McCarthy le garantice que Estados Unidos podrá seguir pagando todas sus facturas gracias a su capacidad para seguir endeudándose.
El presidente dice que está listo para tener un debate público con los legisladores del Partido Republicano sobre el presupuesto, sólo que no con la mayor economía del mundo como "rehén".
"Como he dicho todo el tiempo, podemos debatir dónde recortar, cuánto gastar, cómo mover finalmente el sistema fiscal donde todo el mundo empieza a pagar su parte justa", dijo Biden. "Pero no bajo la amenaza del impago".
Los republicanos del Congreso podrían mantenerse firmes y obligar a los demócratas a ceder. McCarthy tiene una escasa mayoría en la Cámara: 222 republicanos, frente a 213 demócratas. Apenas 9 votos
Su proyecto de ley sobre el límite de la deuda revertiría el gasto discrecional a los niveles de 2022 y luego pondría un tope del 1% a los aumentos en adelante.
En Washington les encanta aplazar las cosas, la vieja rutina de "patear la lata por el camino".
Existe la posibilidad de que los legisladores acuerden una prórroga a corto plazo, aplazando el vencimiento del límite de deuda hasta el 30 de septiembre, cuando también debe aprobarse el presupuesto federal.
Esto estaría en consonancia con el esfuerzo del Partido Republicano por sincronizar el debate presupuestario con el del límite de la deuda, al tiempo que eliminaría el riesgo inmediato de impago. Es la opción que los funcionarios del gobierno suelen comentar en privado con más optimismo.
Aun así, el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, intentó echar agua fría sobre esa idea en una entrevista dominical con NBC News.
"No creo que lo más responsable sea tirar la casa por la ventana", dijo Jeffries, aunque priorizó la importancia de evitar el impago.
Mercados atentos…y nerviosos
A las advertencias de los economistas, se une la del el presidente del Comité Presupuestario del Senado, el demócrata Sheldon Whitehouse, quien ha indicado que una fuerte caída de los mercados podría obligar a los republicanos a retirarse.
Y es que sus donantes se verían muy perjudicados por las pérdidas financieras y darían a cada legislador un incentivo para ser el héroe que rescatara los puestos de trabajo y los ahorros para la jubilación de millones de estadounidenses.
¿Y si no hay acuerdo?
Si no hay acuerdo, el gobierno estadounidense podría llegar al momento en que ya no puede pagar todas sus facturas. El Departamento del Tesoro ya no podría utilizar estrategias contables para mantener abierto el gobierno.
Si el gobierno ya no pudiera pedir prestado, las facturas impagadas se acumularían y el gobierno entraría en mora. Pero no todos los impagos son iguales.
Estados Unidos podría incumplir brevemente algunos pagos, y el riesgo de que las cosas empeorasen podría empujar a los legisladores a llegar a un acuerdo.
Pero incluso un impago "breve" costaría a la economía 500.000 puestos de trabajo, según un análisis de la Casa Blanca.
Un impago "prolongado" costaría 8.3 millones de puestos de trabajo, casi tantos como los que se perdieron durante la crisis financiera de 2008.
El Comité Conjunto de los demócratas en el Congreso publicó un informe este lunes en el que plantean que esta sería la mayor caída del empleo en Estados Unidos "no causada por una pandemia global" y el gobierno sería "incapaz de enviar cheques de estímulo, aumentar el seguro de desempleo y evitar los desalojos para amortiguar el golpe".