Los líderes europeos están convencidos de que pueden mantener los principios y las normas que comparten con Washington, al tiempo que se benefician económicamente del gigante asiático. El resultado: la democracia liberal está en peligro
El Político
Ya suman diez semanas consecutivas de protestas en Hong Kong. Tiempo que los embajadores chinos en todo el continente buscan colocar a Europa a favor del gobierno de Hong Kong y en contra de los manifestantes, haciendo ver las protestas como hechos violentos.
China acude a Europa por la cercanía e importancia que le otorga ser un socio que comercia con aproximadamente 1.000 millones de euros diariamente. El incremento de la inversión extranjera directa china en la Unión Europea (UE) se ubicó en 29.100 y 17.300 millones de euros en 2017 y 2018, respectivamente.
China se ha convertido en una vía de desarrollo económico, sobre todo para los países que se han quedado atrás con respecto a Europa Occidental.
Aunque los representantes europeos no han marcado una línea clara de negociaciones con China. Alemania y Francia impulsan la idea que Pekín es un "rival sistémico", lo que llevó a la Comisión Europea a realizar un análisis más detallado de las inversiones chinas en Europa. Sin embargo la UE deja a criterio de los Estados miembros tratar con China de acuerdo a sus propias estrategias.
De modo que, algunos líderes europeos no están dispuestos a hacerse de la vista gorda con las tácticas empresariales y el historial de derechos humanos del gigante asiático, otras tantas están dispuestas a mantenerse calladas o neutras. Lo que impide hacer en Europa un esfuerzo conjunto para ralentizar los alcances de China y los nuevos retos que esto trae consigo.
Este desacuerdo y el abandono de parte de Estados Unidos a los Acuerdo de París sobre el Clima y del acuerdo nuclear con Irán, la imposición de aranceles sobre el acero y el aluminio y la oposición a algunos de sus aliados más cercanos, la retórica de Trump al hablar de la Unión Europea como enemigo, dificultan la posibilidad de que Europa y Estados Unidos defiendan los valores compartidos para defender el valor la vigencia de la democracia liberal.
Pues al igual que Rusia, China enciende sus alarmas frente a la democracia liberal, por la amenaza que ve en ella mientras va tras su éxito y estabilidad. Y su táctica va orienta a debilitar la democracia, para generar una pérdida de la influencia occidental.
Mientras más estrechos sean los lazos entre Europa y China, más fácil será para Pekín presionar para reformar las normas sobre datos y la privacidad, la libertad en Internet, la inteligencia artificial, neutralizar la democracia y la protección de los derechos humanos
Esto se pudo evidenciar cuando Grecia bloqueó una declaración de la UE en la Organización de Naciones Unidas (ONU) que criticaba el historial de derechos humanos de China. Algo que probablemente fue producto de la creciente inversión económica de China en el país.
De modo que, la salud de la democracia liberal dependerá de que Estados Unidos y Europa hagan retroceder colectivamente las prácticas injustas de comercio e inversión de China, sus flagrantes abusos de los derechos humanos y las normas y prácticas antidemocráticas que trata de difundir.
Fuente: Politico