El Partido Republicano de EE.UU. ha estado desde 2021 en un dilema hamletiano. “¿Volver a nominar o no volver a nominar a Donald Trump para la presidencia en 2024?” Aunque el propio ex mandatario no ha formalizado una precandidatura, sí ha expresado que considera la idea.
Alejandro Armas/El Político
Ello pone a su partido en una situación difícil. Si bien Trump sigue siendo su integrante más popular entre la base republicana, ahuyenta a muchos independientes, cuyo voto es necesario para ganar la Casa Blanca. Además, revelaciones recientes sobre el papel de Trump en el asalto al Congreso en enero de 2021 le restaron apoyo incluso entre unos pocos republicanos.
En tal sentido, el allanamiento a la residencia privada de Trump pudiera darle justo lo que necesitaba para recuperar ese respaldo perdido. Veamos.
Solidaridad casi monolítica
El allanamiento tuvo lugar el lunes pasado, y desde entonces ha acaparado la atención de la política norteamericana. El Departamento de Justicia alegó que la medida fue parte de una investigación por posibles violaciones de la Ley de Espionaje. Al salir de la Casa Blanca, Trump se llevó a su residencia, en Florida, documentos presidenciales que pudieran comprometer la seguridad nacional de EE.UU.
Si bien algunos papeles fueron luego entregados a las autoridades pertinentes, estas temen que otros permanecieron en la casa de Trump. En tal sentido, el FBI incautó un conjunto de documentos el lunes pasado.
Trump y su entorno de inmediato denunciaron el allanamiento como una “persecución política” en contra del expresidente. Acto seguido, muchísimos republicanos, de todas las tendencias del partido, acudieron en su defensa. Los mensajes más estridentes vinieron, por supuesto, del ala más radical, la más leal a Trump. Incluyeron hasta llamados a desmantelar el FBI y acusaciones de total corrupción y politización de los órganos de justicia.
Pero también hubo comentarios favorables a Trump desde el ala moderada del partido. Sin imitar el lenguaje visceralmente descalificativo de sus compañeros extremistas, sí cuestionaron el allanamiento a la vivienda de un expresidente, hecho sin precedentes en EE.UU. O pidieron a las autoridades que sean más transparentes en su justificación de los hechos.
Explotando una paradoja
El apoyo casi total de los republicanos a Trump a raíz del allanamiento confirma una vez más que son muy pocos los miembros del partido dispuestos a darle totalmente la espalda. Ello a pesar de la esencia de la denuncia, pues el Partido Republicano suele (o solía) ser el más enfático en cuanto a seguridad nacional.
Es poco probable que las autoridades involucradas cumplan con todas las exigencias de explicaciones. Paradójicamente, si mostraran los documentos clave que habrían justificado la intervención del FBI, quedaría negado su carácter de secreto nacional. Entonces, el mensaje de una “persecución política” que las autoridades no pueden excusar puede resonar entre una base republicana que de entrada tiene poca o nula confianza en tales autoridades.
Incluso entre aquellos votantes republicanos que se han desencantado con Trump por las investigaciones recientes en su contra. El foco vuelve a estar sobre el expresidente, como blanco de una “cacería de brujas” emprendida por un gobierno demócrata que detestan.
Ello eclipsa a hipotéticos rivales de Trump por la nominación presidencial, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis. También presiona a los republicanos moderados a alinearse con Trump, debido al renovado interés en defender al expresidente entre la base del partido. Los próximos días, con estudios de opinión al respecto, mostrarán cuánto provecho a todo esto Trump le sacará.