Los republicanos mantienen el control del Senado estadounidense, pero hay 14 escaños que pueden cambiar de dueño el próximo 3 de noviembre. La conformación de la cámara alta del Congreso preocupa a Donald Trump y a Joe Biden. Cada uno necesita mayoría para lograr la aprobación de leyes y proyectos sin mayores dramas. Si gobiernan con minoría en el Senado, tendrán que vivir de negociación en negociación con sus opositores para lograr sus metas legislativas. La situación está reñida en estados donde el voto latino puede ser crucial para definir el triunfo.
El Político
Según las encuestas, Biden ganaría la presidencia y también podría lograr la mayoría en el Senado. Solo con 5 de los 14 escaños que cambiarán de dueño los demócratas obtendrían el control de la cámara. Esto se da por hecho, ya que pueden obtener 6 curules sin dificultad, según los últimos datos suministrados por el sitio especializado en sondeos políticos The Cook Political Report.
Sin embargo, nada está escrito en estos comicios estadounidenses. La movilización de los votantes, que hasta ahora ha mostrado que será masiva, definirá el destino del país y del poder legislativo. Por eso, en esta etapa cumbre de la campaña electoral, tanto Trump como Biden, intentan convencer de las bondades de sus proyectos.
A medida que Trump pierde las simpatías en algunos estados, también sus legisladores ven caer sus posibilidades de triunfo. Esto ocurre en Carolina del Norte, Iowa y Maine. También en Colorado y en Arizona, los senadores republicanos Cory Gardner y Martha McSally, respectivamente, quedan por debajo en las encuestas.
En ese descenso de intención de voto para los republicanos, incide también que los demócratas recurrieron a dos aspirantes capaces de cautivar a los electores. Se trata de John Hickenlooper, ex gobernador de Colorado que tuvo dos mandatos, y Mark Kelly, un ex astronauta. Kelly está casado con Gabby Giffords, una ex representante de Arizona que fue víctima de un intento de homicidio debido a su campaña contra la venta de armas.
En Michigan, otra de las zonas donde la pelea electoral para el senado está reñida, el demócrata blanco Gary Peters se mide con el republicano John James, un hombre de color veterano de Irak.
El peso del voto popular y de los latinos
Si Biden gana el voto popular por seis o siete puntos porcentuales, los demócratas tienen grandes posibilidades de recuperar el control del senado. Encuestas de sitios especializados como FiveThirtyEight muestran que Biden lidera la intención de voto popular por un promedio de 10 puntos, destaca Infobae.
En este escenario aparece el voto hispano como factor de relevancia. “Si ganamos Florida, esto está resuelto”, dijo Joe Biden en su última visita. Florida es considerado el estado más decisivo. Le dio la victoria a Trump y a Bush, pese a que ninguno contó con el voto popular en el resto del país en las elecciones que ganaron.
El periodista Gustavo Sierra, conocedor de toda la materia política y electoral en Estados Unidos, detalla que "en Florida, uno de cada cinco votantes es de origen hispano. Junto a Texas, California, Arizona, Nevada y, sobre todo, Nuevo México, conforman el cinturón sureño de estados en los que el voto latino constituye más de una quinta parte del total. California sigue siendo demócrata y Donald Trump sólo tiene entrada en los sectores de origen cubano, venezolano y nicaragüense, profundamente anticomunistas. En Florida, Bush ganó entre los hispanos en 2004″.
La encuestadora Equis Research midió el voto de los ciudadanos de origen latinoamericano. En un extenso análisis del impacto de estos electores, indica que serán decisivos en Pensilvania, Arizona y Florida. Estos tres estados fueron republicanos en 2016, pero han dado un viraje, indica la empresa de sondeos.
Arizona sufrió un profundo cambio demográfico en los últimos años con la llegada de hispanos y jubilados progresistas del Este. En 2016 Trump ganó allí por 90.000 votos, pero hace dos años, la demócrata Kyrsten Sinema ganó una banca para el Senado en una elección reñida donde el voto latino fue fundamental para el triunfo.
En Pensilvania, los votantes de origen hispano representan el 6%, pero no es una cifra que se pueda despreciar. Pueden marcar la diferencia, debido a que el estrecho margen entre demócratas y republicanos es tan pequeño, que el 6% de electores latinos es el que terminará inclinando la balanza.