El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cuenta con una alta popularidad según un sondeo publicado ayer miércoles, que refleja que el 50% de los estadounidenses ve al magnate de manera positiva.
A poco más de un mes de que tome posesión de la Casa Blanca, el multimillonario neoyorquino ha logrado mejorar su imagen entre la ciudadanía, ya que solo un 33% le veía con buenos ojos el pasado agosto, según el mismo sondeo realizado ese mes por Bloomberg. Hasta esta encuesta,
Trump nunca había alcanzado estos índices de popularidad en ningún sondeo hecho en los últimos dos años, y había batido récords de baja aprobación durante la campaña presidencial, junto a su rival, la demócrata Hillary Clinton.
La mayoría de las encuestas le han otorgado número muy pobres, tanto que el promedio de la página especializada RealClearPolitics le da un 57,5% de opinión negativa, y solamente un 38,4% a favor.
No obstante, pese a la mejora, Trump está muy lejos de donde estaba el presidente Barack Obama en el momento de su toma de posesión, en enero de 2009, cuando contaba con un 78% de aprobación, según una encuesta de Gallup. Y también se sitúa por debajo de lo que obtuvo el último presidente republicano, George W. Bush, en diciembre de 2000, quien lograba por aquella época un 59% de apoyo.
El sueño americano El incremento de su popularidad se conoce el mismo día en el que el presidente electo de Estados Unidos ha asegurado que durante su mandato buscará una solución para los cientos de miles de jóvenes indocumentados que llegaron al país siendo niños, conocidos como "dreamers" (soñadores).
"Desde un punto de vista humanitario es una situación muy difícil, pero vamos a trabajar en algo para hacer que la gente esté feliz y orgullosa", dijo Trump en una entrevista a la revista Time publicada con motivo de su elección como persona del año. El presidente electo ha asegurado que los "dreamers" fueron traídos al país "a muy corta edad", y ha destacado que algunos fueron buenos estudiantes y otros tienen hoy "trabajos estupendos", pero admitió que ahora "están en un limbo porque no saben qué va a pasar".
Sus declaraciones contrastan con sus discursos durante la pasada campaña, en la que Trump prometió en repetidas ocasiones que si ganaba las elecciones acabaría con todos los decretos en materia migratoria promulgados por el presidente saliente, Barack Obama. Los senadores que están diseñando una legislación para proteger a los jóvenes indocumentados en EEUU, el demócrata por Illinois Dick Durbin y el republicano por Carolina del Sur Lindsay Graham, se han mostrado esperanzados tras estos últimos comentarios del presidente electo, Donald Trump, al respecto.
"Estamos alentados por estos comentarios del presidente electo Trump, que presentan una oportunidad para hacer lo correcto para más de 744.000 jóvenes que crecieron aquí. Hay un apoyo bipartidista para esto en el Senado y pronto tendremos una respuesta legislativa lista, si es necesario. Tienen mucho que aportar al país que aman", declararon los dos legisladores en un comunicado conjunto. Nombramientos También este miércoles se han conocido los últimos mombramientos realizados por el magnate, que está ultimando la configuración de su equipo de Gobierno. Según ha dicho, muchos de ellos los ha consultado y consensuado con Barack Obama, cuyas consideraciones toma "muy en serio".
Terry Branstad, gobernador republicano del estado de Iowa, será el próximo embajador estadounidense en China, según ha confirmado un portavoz oficial. Branstad "tienen un montón de experiencia el temas comerciales" y un "tremendo conocimiento de China y del pueblo chino", afirmó uno de los portavoces del equipo de transición, Jason Miller.
El exjefe del Mando Sur de EEUU, el general retirado John Kelly, un experto en relaciones de seguridad con Latinoamérica, será el nuevo secretario de Seguridad Nacional de Donald Trump, según han revelado fuentes próximas al presidente electo.
Además, Donald Trump ha anticipado este miércoles que la semana próxima espera resolver el misterio sobre la persona que ha elegido para la Secretaría de Estado y confirmó que mantiene entre los candidatos a Mitt Romney, uno de sus grandes rivales y detractores en las filas republicanos. El cargo de jefe de la diplomacia de EEUU es el nombramiento más importante que le queda por cubrir a Trump, después de haberse definido por las personas que se encargarán de carteras como Defensa o el Tesoro.
Con información de 20minutos.es