El problema de la inflación es mundial y el incrementar las tasas de interés no pareciera ser la solución.
Mario Beroes/El Político.-
En el caso de América Latina la cuestión es aún más inquietante, porque nuestros sistemas monetarios dependemos de las variables de la moneda estadounidense, el dólar.
La Reserva Federal estadounidense (Fed) ha hablado de elevar las tasas de interés, tema que es defendido por los partidarios de una línea dura para controlar la inflación. Y pareciera estar a punto de lograrlo.
Esto significa un golpe muy duro para los mercados emergentes especialmente los latinoamericanos, ya que un dólar más fuerte obliga a recortes, devaluaciones y posiblemente lleve a una nueva crisis.como la de 1990.
Pero, no todo es tan malo
La buena noticia para 2022 es que hay razones para pensar que esta vez las consecuencias pueden ser menos graves.
Los mercados emergentes parecen estar mejor posicionados para capear un temporal. Muchos han acumulado reservas de divisas en la última década.
Los que producen materias primas pueden vender su producción a precios crecientes, según un análisis de la agencia Bloomberg.
Y la causa subyacente de los aumentos de tasas en el mundo desarrollado, economías en auge que han causado repuntes inflacionarios, son útiles para los países en desarrollo porque garantizan un mercado fuerte para las exportaciones.
El escenario opuesto, de una débil recuperación poscovid en los países ricos, sería peor, según Maurice Obstfeld, execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional.
“Sería un frío consuelo para los mercados emergentes si los bancos centrales avanzados abandonan el endurecimiento monetario ante las recesiones de las economías avanzadas.”
Los más afectados
Eso no significa que no haya nada de qué preocuparse.
Por muy dura que haya sido la pandemia en los países ricos, ha sido más dura en los pobres, que están rezagados en las tasas de vacunación y carecen de los recursos necesarios para que sus economías enfrenten los efectos del covid.
Muchos se han endeudado significativamente.
El endurecimiento de la política de la Reserva Federal y de otros grandes bancos centrales puede empeorar esa mala situación.
A menos que los mercados emergentes también suban las tasas, frenando sus propias recuperaciones, existe el riesgo de una fuga de capitales que debilite las divisas y dificulte el servicio de la deuda.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han advertido sobre este escenario.
También lo ha hecho el presidente de China, Xi Jinping, en un discurso por vídeo inusualmente contundente pronunciado el 17 de enero al Foro Económico Mundial.
“Si las principales economías pisan el freno o dan un giro de 180 grados en sus políticas monetarias, se producirán graves efectos secundarios negativos”, dijo el mandatario.
“Presentarían desafíos para la estabilidad económica y financiera mundial, y los países en desarrollo serían los más afectados”.
Para la Fed y sus pares, la tarea principal es mantener sus propias economías fuera de peligro.
Eso significa contener la inflación. Pero, por lo general, también vigilan de cerca el impacto global de sus planes monetarios, sobre todo porque pueden causar un efecto boomerang.
Aunque las decisiones de la Fed son bajo una visión interna, es imposible deslindar que las condiciones internacionales influyan.
Cuidado con los BEAST
Hay puntos de tensión potenciales. América Latina es una de las regiones más afectadas por la pandemia y ya ha visto una serie de incumplimientos de deuda.
Brasil, la mayor economía de la región, está sumido en la recesión y acosado por tensiones fiscales y políticas.
Más preocupante aún es Turquía, cuyo presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha intimidado al banco central para que baje las tasas de interés incluso cuando los precios se disparan.
Algunos bancos de Wall Street prevén que la inflación turca supere el 50% este año, un ritmo peligroso para un país cuyo sector empresarial tiene una gran carga de deuda denominada en dólares.
Los estudios de Bloomberg Economics colocan a Argentina, Egipto y Sudáfrica junto a esas dos naciones, un grupo denominado “BEAST, en los primeros puestos de su lista de países más vulnerables.