El ratio de aprobación de Donald Trump ha alcanzado el máximo de su presidencia en plena crisis por la pandemia del coronavirus. El porcentaje de apoyo entre los estadounidenses ha subido cinco puntos desde la medición de comienzos de marzo, hasta el 49%, la misma cota que logró a finales de enero, cuando era inminente su absolución en el tercer impeachment de la historia de Estados Unidos, según Gallup, referencia en estos sondeos.
El Político
El repunte se debe principalmente a un aumento en el apoyo de los demócratas (+13) e independientes (+8). Consultados sobre cómo evalúan la reacción del republicano ante el brote, un 60% la aprueba y un 38% la rechaza.
El historial de la encuesta Gallup refleja que los grandes acontecimientos -positivos o negativos- suelen favorecer el apoyo de los presidentes, impulsado por la oposición. El índice de aprobación del exmandatario Barack Obama aumentó siete puntos después de que las fuerzas estadounidenses mataran a Osama bin Laden y el de George W. Bush escaló 35 tras el atentado del 11-S. Los mayores saltos en la Administración de Trump ocurrieron cuando levantó el cierre de Gobierno más largo de la historia de EE UU en enero de 2019 y tras conocerse que el fiscal especial Robert Mueller no halló pruebas conspiratorias entre el magnate neoyorquino y Rusia durante la campaña de 2016.
Trump ha recibido críticas por haber restado importancia durante semanas al virus y haber defendido que Estados Unidos lo “tenía controlado”. Sin embargo, las medidas restrictivas adoptadas por la Casa Blanca han aumentado progresivamente desde mediados del mes para atajar la propagación -aunque esta continúa en aumento-. El 16 de marzo el mandatario cambió el tono y reconoció la gravedad de la situación, haciendo un llamamiento a evitar las reuniones de más de 10 personas y a que los trabajadores y estudiantes se queden en sus hogares. Desde entonces, ha liderado ruedas de prensa prácticamente diarias, acompañado de expertos en salud, para informar a la ciudadanía y responder las dudas.
La debacle económica y social que supone esta pandemia es un problema en el año en el que Trump se enfrenta a su reelección, pero también le da la oportunidad de erigirse como “presidente en tiempos de guerra” en torno al que hay que cerrar filas. El mandatario republicano participa en todas las ruedas de prensa diarias sobre la crisis de la Covid-19, que suelen superar la hora de duración y han llegado a rozar las dos.
El confinamiento al que se ha visto obligado gran parte de la población ha trastocado la campaña electoral demócrata, que se encuentra congelada en estos momentos. Tanto el exvicepresidente Joe Biden, el favorito para ganar la nominación demócrata, como su contrincante, el senador por Vermont Bernie Sanders, suspendieron hace un par de semanas todos los actos públicos y tienen a sus equipos de campaña trabajando de manera remota.
Biden instaló un estudio de televisión en su casa Wilmington, Delaware, pero a pesar de que ha dado varias entrevistas desde ahí, sus mensajes muchas veces han sido cortados para dar paso a la contingencia del virus. “Estamos en un momento extraño”, le reconoció Sanders a sus seguidores vía online. Varios Estados han aplazado la celebración de las primarias previstas para marzo y abril al 2 de junio. El Comité Nacional Demócrata tiene planeado celebrar un debate el próximo mes, pero aún no ha dado a conocer ningún detalle, los que se suelen entregar con bastante anticipación. El equipo de Sanders ya dijo que si se lleva a cabo, él va a participar, lo que despeja las dudas sobre un posible abandono de la carrera, cuando, en una segunda posición, tiene más de 300 delegados de distancia de Biden.
Fuente: El País