Donald Trump, presidente de EE.UU., retomó este viernes su discurso más severo contra la inmigración ilegal en un intento de alejar el foco mediático de los niños indocumentados separados de sus familias en la frontera, dos días después de ceder ante las críticas y ordenar el fin de esa polémica medida.
El Político
El mandatario estadounidense recibió hoy en la Casa Blanca a una quincena de padres, cuyos hijos fueron asesinados por indocumentados, para recuperar uno de los temas que más destacó en su campaña electoral y que funciona con su base de votantes: la idea de que la inmigración irregular está relacionada con el auge de la criminalidad.
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“No descansaremos hasta que nuestra frontera esté segura y nuestros ciudadanos estén a salvo”, destacó Trump.
Asimismo, quiso contrastar el sentimiento de la pérdida de esos estadounidenses con el sufrimiento supuestamente temporal de las familias indocumentadas que se han visto separadas en la frontera desde abril, como consecuencia de la política de la Casa Blanca.
“Estos son los ciudadanos estadounidenses permanentemente separados de sus seres queridos. La palabra en la que tienen que pensar es ‘permanentemente’. No están separados un día o dos. Están permanentemente separados”, insistió Trump.
Trump al querer justificar su política de “tolerancia cero” con la inmigración ilegal, que lleva a procesar criminalmente a los adultos que llegan irregularmente al país, originó la separación de los niños de sus padres cuando estos eran privados de libertad.
Ante las fuertes críticas que generó esa separación, Trump se vio obligado el miércoles a ordenar que su Gobierno frenara esa división de las familias en la frontera, y que en cambio mantuviera juntos a los niños con sus padres o familiares en centros de detención.
Sin embargo, el mandatario instó además a su Ejecutivo que actue para intensificar su política de procesar a quienes entren ilegalmente al país, pero hay un debate abierto en la Casa Blanca sobre si se debe dejar de hacerlo para no agotar los recursos judiciales.
Las cortes federales de inmigración tenían en mayo un retraso administrativo de 700.000 casos, y en algunos tribunales, la espera media para una audiencia de deportación es de más de 1.400 días, según un recuento de la Universidad de Syracuse de Nueva York.
Mientras, los tres centros de detención de familias que opera el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas están casi llenos, por lo que el Gobierno evalúa alojar temporalmente a 20.000 niños inmigrantes en bases militares del Pentágono.
Con información: EFE