El gobernador de Indiana, Mike Pence, de 57 años, se perfila como compañero de candidatura de Donald Trump a la Casa Blanca, según fuentes de su campaña citadas por The New York Times y otros medios estadounidenses. Pence, un político religioso que gusta a los más conservadores, sería vicepresidente si empresario neoyorquino gana las elecciones, pero su primera misión, de confirmarse la elección por parte de Trump, será ayudarle a limar asperezas con buena parte del partido, a conectar con el aparato, del que ahora se encuentra a años luz.
Inicialmente estaba previsto que Trump desvelase oficialmente el nombre de su candidato a vicepresidente este viernes, pero el político estadounidense ha decidido aplazar el anuncio como consecuencia del atentado que ha causado al menos 80 muertos en Niza (Francia).
El número dos también tiene que ayudar a ganar a la campaña de Trump ese talante presidencial que el discurso del showman, siempre polémico —y, en ocasiones, racista y machista—, no ha logrado todavía. Y es que, mientras el Partido Demócrata ha ido cerrando filas en torno a Hillary Clinton, Trump, un outsider, sigue encontrando recelos entre los republicanos a pocos días de que arranque la convención de Cleveland que debe ratificarle como candidato a la Casa Blanca. Una muestra de ello es la ausencia de muchas grandes figuras del partido en esa convención: no hay, de momento, ningún expresidente ni excandidato anunciados como oradores.
El propio Mike Pence dio su apoyo, en un principio, a Ted Cruz, conservador radical, durante la campaña de primarias, pero cuando el senador de Texas se retiró, pasó a respaldar a Trump. El gobernador se alinea en el ala más a la derecha del partido. El año pasado firmó una ley que permitía a los negocios negarse a ofrecer servicios a parejas gais si consideraban que esto violaba su libertad religiosa. Las protestas se multiplicaron el estado tuvo que dar un paso atrás.
Cristiano, conservador y republicano (en ese orden)
Nacido y criado en Columbus (Indiana), estudió Derecho y, antes de convertirse en gobernador de su estado, en 2013, sirvió durante 10 años en la Cámara de Representantes. Está casado y tiene tres hijos. Durante su labor legislativa en Washington, se labró una reputación como defensor “de un gobierno limitado, de la disciplina fiscal, de una defensa nacional fuerte y unos valores morales tradicionales”, según explica su propia biografía de la página web del Ejecutivo estatal.
“Soy un cristiano, un conservador y un republicano, en ese orden”, ha dicho en el pasado el gobernador. Pence ha contado con los elogios de republicanos en estado de gloria, como el presidente de la Cámara, Paul Ryan, al que ha costado mucho dar su apoyo a Trump. Ryan, de hecho, pidió hace pocos días al empresario que optase por un compañero de campaña "conservador".
Trump y Pence han estado probando este mes su química jugando al golf en Nueva Jersey y en la residencia del gobernador en Indiana. El martes, ambos participaron en un mitin conjunto en Westfield, en el mismo Estado. "Aquí en Indiana sabemos que un liderazgo republicano fuerte funciona. Ese es el tipo de liderazgo que Donald Trump llevará a la Casa Blanca este noviembre", aseguró Pence. "Estamos listos para un cambio, para poner a un luchador, a un constructor, a un patriota en el Despacho Oval. Estamos listos para que Donald Trump sea nuestro próximo presidente", se deshizo en elogios el gobernador de Indiana.
Aun así, ha discrepado en varias ocasiones con Trump desde que este presentara su candidatura el pasado verano. "Los llamamiento a prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos es ofensiva y anticonstitucional", publicó en su cuenta de la red social Twitter, el pasado diciembre, tras una barrabasada del magnate neoyorquino que iba en ese sentido. También defendió que los acuerdos de libre comercio, que Trump está poniendo en tela de juicio, estaban ayudando a crear empleo.
Desde la campaña de Trump han planteado en varias ocasiones que el candidato a vicepresidente debía ser alguien capaz de asumir funciones de presidente a menudo. Otros de los nombres que la prensa estadounidense ha estado señalando como posibles número dos de Trump han sido el gobernador de New Jersey, Chris Christie (que también aspiró a la candidatura); el general retirado Michael Flynn, que fue director de la Agencia de Inteligencia Militar, o Newt Gingrich, expresidente de la Cámara de Representantes.
Con información de El País